regularmente la libertad humana, cuando encuentra el camino preparado, para que se produzca la acción conjunta que, siendo toda Suya, comparte en la cotidianidad del fluir histórico Dios con los hombres15.

  Ya desde 1484 Cisneros se había ido incorporando espiritualmente a la reforma del clero y de la Iglesia española al ingresar en la Orden de los Franciscanos Observantes, entregándose a la meditación y a la purificación interior. En 1492 se produce un cambio de ruta importante en su vida cuando Isabel la Católica lo nombra su confesor, convirtiéndolo, a su pesar, en un verdadero cortesano. Dos años después el gran salto en la jerarquía del catolicismo: arzobispo de Toledo en 1495. El Papa Alejandro VI lo exhorta a emprender con fuerza la reforma del clero regular y secular, mediante visitas pastorales y convocación de sínodos, convirtiéndolo en un auténtico reformista, anticipador de la Contrarreforma y del mismo Concilio de Trento. No obstante, y a pesar de su participación en la Inquisición, el famoso cardenal no quedó atado por los brazos de la intolerancia cultural, pues en modo diferente no hubiera llegado a alcanzar la talla de gran humanista. Como ha escrito G. Fraile, "el espíritu reformista y ecléctico de Cisneros se revela en la fundación de tres cátedras de teología, conformes a las tres vías de aquel tiempo: una de Santo Tomás, cuyo primer regente fue Pedro Ciruelo; otra de Escoto, encomendada al P. Clemente Rodríguez, y otra de nominales, cuyo primer regente fue el maestro Gonzalo Gil"16. La amplitud de miras culturales la demostró también financiando numerosas traducciones de San Buenaventura y de San Agustín, así como la Vita Christi de L. de Sajonia. Resultó la fundación de la universidad de Alcalá (1508) su obra cultural de mayor alcance, en cuanto rival y, al mismo tiempo, complemento de la de Salamanca, esfuerzo, si cabe, superior al de preparación y publicación (1517) de la llamada Biblia Complutense, culmen de los trabajos de traducción y erudición de la época. Su espíritu

independiente se hizo patente ya en juventud, por ejemplo, contraponiéndose al arzobispo Carrillo. Actitud que pagó con varios años de cárcel. Sus dotes reformistas las reconoce un intelectual laico de la talla de Alberto Jiménez Frau: "Jiménez [Cisneros] reunía en grado máximo todas las virtudes de un reformador y, apoyado por la reina, logró mejorar en tan alto grado la moral y la disciplina monásticas que los pasados abusos fueron olvidados ante la ejemplaridad de la nueva conducta". En cuanto a la finalidad de la nueva universidad prosigue así el famoso institucionalista y director de la Residencia de Estudiantes: "No trataba Jiménez de crear una nueva universidad que hiciera competencia a la de Salamanca, donde él mismo había hecho sus estudios. La nueva universidad tenía un carácter esencialmente eclesiástico y venía a llenar una función muy importante según la mente del reformador: levantar el nivel espiritual y cultural del clero regular y secular español, mediante un organismo completo de enseñanza elemental y superior17. Cuando la Universidad de Salamanca quiso impedir, por normales celos académicos, la nueva fundación universitaria, Cisneros replicó que dejaría los estudios jurídicos a la ciudad del Tormes, pero no la exclusiva de los teológicos, religiosos y filosóficos. El peso concedido al escotismo, en alternativa _ no en contraposición _ al tomismo y al estudio de las lenguas clásicas y semíticas ejemplifica el humanismo de Cisneros y de la universidad de Alcalá. Como en tiempos de Alfonso X el Sabio, el gran rey tolerante de nuestra Edad Media, volvieron a trabajar juntas razas diferentes. Entre los traductores de la Biblia al latín emergía la figura de los hermanos Vergara. Pues bien, uno de ellos, Juan, tuvo relaciones de amistad, a parte de coincidencias ideológicas, con Erasmo, terminando en las cárceles de la Inquisición después de la muerte de Cisneros.


[15] Sobre el cardenal y su labor cultural y reformista-religiosa ver, entre la inmane bibliografía: F. Dominic: "Ximenis creatéur du mouvement thelogique espagnol", en Etudes franciscaines, n.19, 1908, pp. 640-650; V. Beltrán de Heredia, "Cisneros, fundador de la Universidad de Alcalá", en Ciencia Tomista, n. 16, 1917, pp.346-360; Ibidem, n. 17, 1918, pp. 143-156; L.Mª. Cabello Lapiedra, Cisneros y la cultura española, Madrid, Imprenta de Fontana y Marín, 1919; M. García Mercadall, La España imperial. Cisneros (1436-1517), Madrid, Biblioteca Nueva, 1941; J. García Oro, Cisneros y la reforma del clero español en tiempos de los Reyes Católicos, Madrid, C.S.I.C., 1971; del mismo autor, Cisneros y la Universidad de Salamanca, Madrid, C.S.I.C., 1981.
[16] Ob. cit., p.225 .
[17] MVer Historia de la universidad española, Madrid, Alianza, 1970, p.161-162.

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