pensamiento escolástico, las rupturas y los rebosamientos del periodo XV-XVI, en Italia primero y en la Europa del Norte a continuación [...]. De todos modos el rechazo no se produjo hasta después de una amplia aceptación" 7 . Hemos elegido los primeros 20 años del Imperio, aun a sabiendas de que el período posterior fue más determinante para los destinos de las naciones y, por supuesto, más rico de acontecimientos; existe un motivo: me refiero a que hasta esa fecha Carlos V se muestra más universal, menos hispanizado y más abierto a las nuevas culturas que la Edad Moderna empieza a consolidar. En fin, 1517 ya plantea dos de los grandes problemas ideológico-políticos del Imperio: el luteranismo como ruptura interna de la Europa católica y el fuerte avance de los turcos que, desde el exterior, amenazaron esa misma unidad. El luteranismo culmina en cierto modo un proceso de reforma religiosa iniciada en Europa años antes y que será el eje teológico-cultural alrededor del cual girarán las preocupaciones de Carlos V y de la Europa fiel a la ortodoxia definida más tarde en el Concilio de Trento. Por su parte el peligro turco hará coincidir los intereses de España con la idea imperial 8 . El Renacimiento tomó fuerza en España con posterioridad a Francia, y, por supuesto, a Italia y a otros países del Imperio. No es éste el lugar adecuado para explicaciones pormenorizadas, pero sí podemos aludir, en el campo del pensamiento, a la débil escolástica del siglo XIII. La labor de los traductores españoles sirvió a las grandes polémicas de la Sorbona entre averroístas y tomistas, pero la filosofía española no supo capitalizar el esfuerzo realizado en Toledo 9 . Por otra parte España recibió débilmente la influencia del inglés Guillermo de Occam (1295-1350), privando a la península de una gnoseología intimista que dejaba atrás, superándola o no, el racionalismo tomista o neoaristotélico 10 . Igual habría que decir del alemán Eckart (1260-1320), denunciado y perseguido por la inquisición romana, acusado de predicar en lengua vulgar doctrinas contrarias o peligrosas para la fe. En 1329 fueron condenadas 18 proposiciones.

Las dudas sobre su inocencia doctrinal siguen en pie hoy como ayer. Hay dos hechos de su producción que quisiéramos destacar. Parece ser que El libro del consuelo divino lo escribió para la reina de Hungría, hija del rey Alberto y esposa de Andrés III que estaba en relación con el círculo de los místicos. "El hecho de que el maestro Eckhart [sic] dedique a la alta dama una obra de tan difícil comprensión nos habla del alto nivel espiritual que se había logrado en aquella época" 11 . Hay otro hecho importante que resaltar, junto con la afirmación de una cultura de élite de la época pre-imperial en Europa, y es de tipo más teológico-filosófico. Nos referimos a la plataforma conceptual y cognoscitiva que el pensamiento de Eckart prepara para los futuros desarrollos del misticismo
Sigillo di Carlo V
Albrecht Dürer. Filippo il Bello e la moglie Giovanna la Pazza

Albrecht Dürer. Philip the Handsome and his wife Joan the Mad

Alberto Durero. Felipe el Hermoso y su mujer Juana la Loca

[7] Pierre Chaunu, La España de Carlos V. La conyuntura de un siglo, vol. 2, Barcelona, Ediciones Península, 1976, p.155, trad. de la edición original francesa, París, 1973 (L'Espagne de Charles V).
[8] Si antes dijimos que los proyectos políticos de Carlos V no coincidieron durante el período aquí tratado (1517-1537) con los de las cortes castellanas o aragonesas, a partir de este momento se va a producir una coincidiencia no total, pero sí análoga en muchos aspectos, que terminará con la aceptación de Carlos V por parte de sus súbditos españoles y, recíprocamente, con el encariñamiento del emperador con las tradiciones y la idiosincrasia de los peninsulares. Naturalmente no se puede hablar de luna de miel, pues al año siguente, en 1538, se produjo un fuerte contraste entre el emperador y las Cortes de Castilla (ver: José Sánchez Montes, Franceses, protestantes y turcos. Los españoles ante la política imperial de Carlos V, Madrid, 1951). Sin embargo, las aristas se van limando. Cuando abandona España en 1539 nombra regente durante su ausencia a su hijo Felipe. En fin, su retiro en Yuste en 1556 resulta revelador de su voluntad de meditar y morir en España.
[9] Ver: Guillermo Fraile, Historia de la filosofía española, vol. I, Madrid, B.A.C., 1985, 2 ed..
[10] Ver: Sergio Rábade Romeo, Guillermo de Ockham y la filosofía del siglo XIV, Madrid, C.S.I.C., 1966.
[11] Alfonso Castaño Piñar, Prólogo a Eckhart, El libro del consuelo divino, Buenos Aires, Aguilar, 1963, p.12.

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