Pretendemos
dar con esta charla una visión, bligadamente general,
de las circunstancias que mediaron en la cesión de
Malta, sus islas adyacentes y Trípoli a través
del otorgamiento original de Carlos V que se conserva en la
National Library de Malta, como único testimonio del
hecho, ya que el ejemplar que debía figurar en el Archivo
de Simancas falta desde el siglo XVIII, teniendo que ser sustituido
por una copia mandada hacer a instancias de Felipe V por el
Gran Maestre Raimundo Perellós de Rocafull.
El instrumento de donación
de la nueva sede a los Caballeros de San Juan reviste forma
de real cédula firmada el 4 de marzo de 1530, al principio
de la tercera indicción, o periodo de 15 años
del siglo, en Castel Franco de Emilia, por el Emperador, donde
se encuentra, tras su coronación en Bolonia, sofocando
la rebelión de los florentinos contra los Médicis,
a instancias de Clemente VII. Para Carlos es el décimo
año tras su elección imperial, el decimoquinto
de su acceso a los tronos de la corona aragonesa, el decimosexto
al de Navarra y el vigesimoséptimo a los de Castilla,
León y Granada.
Se trata de una real cédula,
es decir, de una carta dirigida por el donante a los beneficiarios,
que sólo constituía un compromiso unilateral
y cuyos plenos efectos requerían la aceptación
pública de estos últimos a través de
su máximo órgano representativo constituido
por el Capítulo General de la Orden. El
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encabezamiento es el habitual en todos los documentos de estado
de la época y en él aparece Carlos con su título
principal; "por la clemencia divina Emperador de Romanos",
y como asociada, "Juana su madre", siguiéndose
la gentil ficción de tomarse en cuenta a la incapacitada
Reina, por quien le venían los derechos a Sicilia y,
consecuentemente, a Malta. Carlos aparece con el principal
de sus títulos, pero inmediatamente después
se aclara que no actúa como tal, sino como rey "utriusque
Siciliae", "de las Dos Sicilias", y, para mayor
aclaración y delimitación territorial soberana
se sella el documento con el sello ordinario "de nuestro
reino de la Baja Sicilia" con lo que se excluye Nápoles
o el conjunto de Sicilia y Nápoles, mostrando tratarse
de reinos sólo ocasionalmente unidos.
Los beneficiarios aparecen como
"los nobles caballeros de San Juan de Jerusalén",
omitiéndose, también delicadamente, su denominación
más corriente de "Caballeros de Rodas", sangrante
aún el dolor de la pérdida (1).
A continuación se expresan
las razones del otorgamiento que no son otras que las de "restablecer
el Convento y Religión del Hospital", tras la
caída de Rodas, que califica como "terrible asedio",
y de darle un "asiento fijo" después de "haber
estado errantes durante varios años", a fin de
que realicen sus funciones habituales y empleen sus armas
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