se intentará por
parte de un sector de la oposición melitense abandonar
Malta y trasladar el Convento a Trípoli, burlando así
lo estipulado en conjunto. Es interesante señalar que
la primera causa que para el posible abandono de Malta se contempla
en la propia carta de otorgamiento es la de "si ocurriera
que la dicha Religión viniera a recobrar la isla de Rodas...",
con lo que se viene a poner de relieve la viva esperanza, por
parte de la Orden, de que esa circunstancia se dé, y
de que el asentamiento concedido tenga sólo carácter
provisional; muy al contrario del verdadero sentir del Emperador
que deseaba mantener a los Caballeros en Malta como posición
estratégica clave frente a cualquier amenaza naval desde
Oriente, y como |
forma de contrarrestar las incursiones berberiscas, en un momento
en el que su actividad naval ha quedado muy reducida por considerar
frente prioritario el terrestre de la amenazada Viena (4).
Si los Caballeros acaban por aceptar Malta,
será impelidos por el mandato de Clemente VII y ante
el peligro de disolución que su carencia de base eficaz
y de aparente finalidad ante la opinión general pueden
conllevar. De hecho ya se están produciendo las primeras
incautaciones y nacionalizaciones de sus bienes en Inglaterra,
en Saboya y en Portugal.
La esperanza en recuperar Rodas se conserva
hasta el final, pues, una vez firmada la aceptación
de la cesión por el Gran Maestre y
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[4]
Aunque en el texto latino se especifica simplemente: «Ulterius
si contingeret ipsam Religionem recuperare Insulam Rhodum...»,
en la traducción francesa, la más extendida
y conocida, recogida por L. Boisgelin, («Malte Ancienne
et Moderne», Vol. III. 1809), copia de alguna versión
anterior, aparece «Que s'il arrivait (ce que Dieu veuille),
que ladite religion vint à recouvrer l'isle de Rhodes...»
Lo que nos muestra una vez más cómo el deseo
de la recuperación seguía vivo incluso después
de la aceptación de Malta.
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