de este color rojo, llevar los caballeros y los soldados sobre el peto milanés de acero la sobreveste con esa misma divisa o pintar las quillas y toda la obra muerta de dichas galeras de color rojo-bermellon.
   Para comprender las diferentes modificaciones que se producen hay que tener en cuenta, tanto la misión que desempeñaban, como los medios del enemigo a los que se enfrentaban, habida cuenta también de la tecnología comparada de la época.
   La estrategia adoptada era claramente ofensiva respecto de las soberanías berberiscas y protectorados turcos del norte de Africa y defensiva respecto al sultán.
   Por muy buenas que fueran las galeras melitenses poco podían por sí solas contra los enjambres continuamente repuestos de la Sublime Puerta.    Solamente podían intervenir, eso sí, con inmejorables resultados, en las diversas coaliciones navales cristianas, ya fueran capitaneadas por Venecia, por España o por la Santa Sede, ocupando el cuerno derecho o de honor en el combate, que tenían reconocido. .
Siempre fueron cortas en numero (entre cuatro y seis), por lo que los criterios en que se basaban las grandes potencias detentadoras de fuertes escuadras no les eran de aplicación.
   El turco se basaba fundamentalmente en el número abrumador que le permitiese siempre disponer de fuertes reservas que emplear en el momento oportuno. Sus galeras nunca fueron especialmente sólidas o bien armadas; se trataba de presentar una línea de batalla tan grande que sus alas pudiesen envolver la formación enemiga, reforzando con el cuerpo de retaguardia los flancos más debilitados.
   España y Francia optaban por una posición ecléctica; sus escuadras eran menos numerosas, pero estaban mejor armadas; los venecianos por su parte hacían intervenir sus enormes galeazas a vanguardia para que cuando se efectuase el choque entre los cuerpos principales o "batallas" la línea de galeras enemiga llegase castigada por su fuerte artillería.
   Las galeras del Papa y de otras potencias secundarias como los caballeros de Santo Stefano o el duque de Saboya contribuían con poco más que una aportación testimonial.

   Los sanjuanistas utilizaron hasta las últimas consecuencias el único espacio práctico que les quedaba habida cuenta de sus disponibilidades: el empleo de pocos barcos, pero los más fuertes, los más modernos, los mejor pertrechados y sobre todo, los mejor tripulados y guarnecidos.
   En aras del mejor empleo de sus galeras se adoptaran las más modernas técnicas y las más innovadoras modificaciones, una vez contrastada su utilidad.
   Frente a los berberiscos, incluido Argel como más caracterizado, el equilibrio numérico de fuerzas estrictamente de guerra es mucho más parejo hasta que esta ultima potencia escoge también la opción turca y arma una gran flota de galeras, más destinada contra España que contra Malta. En este caso la superioridad de la división o escuadrilla melitense es notable.
   La evolución de la galera melitense afectó al área de paño, al método de boga, y al número de remos.
   Durante el siglo XVI portaba un pequeño trinquete de vela latina y un gran palo mayor. No hacía falta mas ya que sus oponentes eran las fustas y galeotas berberiscas, unas y otras eran mucho más veloces, pero no se trataba de darles caza sino en el ultimo momento, en el lugar adecuado en el que no pudiesen aprovecharles sus mejores cualidades de navegación ya que no en vano la isla base se encontraba en una inmejorable situación estratégica, en la inevitable ruta de retorno a las bases norteafricanas o de acceso a las costas occidentales cristianas desde Venecia - a ambos mares italianos - hasta Gibraltar. Malta por otra parte era el primer bastión cristiano para toda nave procedente de oriente.
   El mayor número de remeros, su disciplina y su método de boga, por trozos alternativos o simultáneamente, garantizaban el éxito de la caza desde el lugar de acecho; la robustez, tamaño, armamento y calidad de los combatientes melitenses garantizaban por su parte el triunfo en el ulterior combate.
   Se trataría pues de galeras tradicionales salvo por un notable detalle, el gran tamaño del palo mayor, dotado de una notable cofa o plataforma de guerra que permitía a las de la Religión gozar de una posición dominante en el abordaje, ya que

 
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