Dotaciones y actividad corsaria
Sólo los barcos a los que se pueden
dotar, pertrechar, avituallar y mantener en las mejores condiciones
son los que se conservan, sometidos, eso sí, a una
intensísima actividad que no redunda tanto en su desgaste,
porque sabido es que más sufre la dotación,
e incluso el material, en el ocio que en la actividad.
Mientras que el resto de las escuadras de
los países mediterráneos, especialmente las
españolas, se conservan para las ocasiones y se utilizan
lo menos posible para no originar gastos, las maltesas están
en actividad siempre que el estado del mar lo permite; por
ello el entrenamiento del personal es inmejorable.
Los Caballeros ostentaban el mando de la
galera, general en el caso del capitán y estrictamente
militar en el del comandante de la guardia o "rey de
galera" y el jefe de la artillería o "cercamar".
En cada galera embarcaban una veintena de caballeros, número
que llegaba a cuadruplicarse en caso excepcional, que constituían
una fuerza de choque mucho más incentivada, eficaz
y sacrificada que cualquiera otra de marinas contemporáneas
y también mucho más preparada para el combate
ya que se trataba de auténticos y entrenadísimos
profesionales de las armas y no fruto de una leva ocasional.
El resto de la fuerza militar embarcada
estaba constituida por los sirvientes de armas, religiosos
combatientes del estado llano, y soldados, mayoritariamente
españoles e italianos, dirigidos por los anteriores.
Los oficiales de galera son profesionales
contratados en todo el Mediterráneo y buenos conocedores
de él; así el cómito o cómitre,
sotacómito y los pilotos, especialmente reconocidos
estos últimos, buenos conocedores de las costas alejadas
del Mar Jónico, por ser con frecuencia griegos y solicitados
al gran maestre por los aliados, españoles y pontificios,
para sus campañas. En general la gente
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Scene di scontri tranavi
dell'Ordine di San Giovanni e navi algerine. Olio su
tela. Collezione Guido Tommasi. |