Hacia El Tercer Mileño

n el último cuarto de siglo, la Orden ha dilatado notablemente el radio de su acción: del restringido ámbito de la vía Condotti, se ha expuesto a la atención internacional y los ideales juanbautistas han echado raíces profundas en casi todas las regiones del mundo. El cambio debe atribuírse, sobre todo, a aquella gran figura del Gran Maestro que fue Fray Angelo de Mojana di Cologna, quien intuyó, con el mutar de los tiempos,. la necesidad de un proceso de modernización.

El reconocimiento de la República de Malta, la transformación de las "Legaciones" en Embajadas, los intereses por las organizaciones internacionales, fueron las diversas manifestaciones de una política de largas miras que en 1987, en un momento particular para la antigua institución caballeresca, induce al Gran Maestre Mojana a concebir el diseño de la "Futura Estrategia" en vista del 2000. En aquella época las organizaciones periféricas habían ya comenzado a advertir la oportunidad de una más amplia participación suya en la vida de la Orden y los presidentes de las Asociaciones se hacían portadores de estas instancias representando la necesidad de encontrarse para confrontar las propias ideas y para unirse en torno a un programa que pudiese, de una parte, interpretar mejor los dictámenes del Concilio Vaticano II y, de la otra, adecuar las estructuras a las exigencias surgidas en los últimos años del siglo.

Fue así que Fray Angelo de Mojana , apoyado en esta nueva realidad, en noviembre de 1987 convocó el I Seminario para la Futura Estrategia, confiando la coordinación al Receptor del Tesoro Común , el Conde Carlos Marullo de Condojanni, al Hospitalario Barón Albrecht Freiherr von Boeselager, al Príncipe Francisco Colonna, entonces Presidente de la Asociación de Caballeros Italianos y a una nueva generación de Juanbautistas deseosa de establecer nuevas fronteras para el glorioso estandarte de la Cruz Octagonal.

Pero cuando el diciembre de 1988 el Seminario fue inaugurado, Fray Angel de Mojana había desaparecido meses ha y los resultados de aquel encuentro se consideraron su testamento político. Un testamento que su sucesor Fray Andrew Bertie, el primer Gran Maestre inglés en la historia de la Orden, recogió, no solo presidiendo los trabajos sino promoviendo posteriores profundizaciones de la problemática surgida durante el debate. Los otros cien participantes, provenientes de todas partes del mundo identificaron, divididos en grupos de trabajo, los temas de acción futura: la espiritualidad, la obra hospitalaria, la protección civil, el fund -raising y la distribución de los recursos, así como el estudio de varios emblemas y de los signos distintivos. Un trabajo largo y complejo que ha llevado a resultados concretos en todos los campos.

En lo que respecta a las comunicaciones , la creación de nuevas publicaciones ha permitido una más amplia difusión de las noticias relacionadas con la actividad de la Orden en el mundo y, por consiguiente, una mayior participación en él. En lo concerniente a la protección civil, los objetivos alcanzados han sido numerosos: en Italia se ha estipulado un verdadero y propio acuerdo internacional entre el Ministro de la Protección Civil y el Gran Canciller Barón Felice Catalano de Melilli, en virtud del cual se ha regulado la relación entre el Estado Italiano y la Orden de Malta en el caso de grandes calamidades.

En el campo de la asistencia sanitaria se han dictado directivas precisas: necesidad de una cada vez mayor responsabilidad de las Asociaciones en su actividad, coordinación e intercambio de know-how entre ellos; coordinación de programas de instrucciones específicas, puesta al día e investigación médica; cooperación con organizaciones ajenas a la Orden; robustecimiento de los cuerpos de socorro como medio de reclutamiento e instrumento para mejorar el nivel de formación de los miembros de la Orden. Un particular empeño, en fin, por cuanto se refiere a la ayuda internacional.

En mérito al problema del fund-raising y de la distribución de los recursos, se ha decidido proceder a la recolección de fondos a nivel local, regional e internacional Se ha decidido, además, que cada una de las entidades de la Orden administre sus obras en el territorio de sus competencias con recolección de fondos a nivel local y regional y que los proyectos internacionales sean administrados por centros de coordinación que asuman la responsabilidad y conduzcan las realizaciones a su término, utilizando los fondos de las cooperaciones nacionales y de los organismos internacionales.

A propósito de los emblemas, ha surgido la necesidad de establecer cuáles son las insignias que pueden y deben ser usadas por las embajadas y por varias entidades melitenses, para dar a los demás una imagen única de la Orden.

Un Seminario, pues, que ha permitido estudiar las diversas realidades melitenses y establecer la línea de sucesión.

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